Las piernas de Sevilla soportan el peso del barroco más abrumador. La forma de sus costillas presenta sinuosas curvaturas churriguerescas que cobijan a unos pulmones que estilan apariencia de rocalla. Ellos respiran aire del XVII. Dualidad barroca: Belleza y Decadencia. En el centro: El Poder. Claroscuros caravaggiescos encuentran cabida por cada rincón del paseante. Juan de Mesa y Ruiz Gijón ya lo sabían…
Fotografía: José Javier Comas Rodríguez
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