La cera sigue cayendo como un reloj de arena que agoniza las últimas horas de su cima más alta. Cuando las copas de los árboles rezuman sus últimos pétalos de azahar y abril ya no es una quimera de invierno, el sol aparece a falta de dos semanas del ocaso pleno en forma de altar efímero. Recuerdos del pasado. Memoria de San Román que perdimos y que en singular valle aparecen. Así entiende Sevilla su plena cuaresma. Sólo son 14 días…
Fotografías: José Javier Comas Rodríguez
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