Sevilla tiene guardia en la noche. Cada uno de sus tejados y esquinas permanecen en reposo cuando reina la penumbra. Un ángel se eleva sobre ellos. Entre los ventanales se divisa una silueta altiva que gobierna un vasto imperio. Quiere decirnos algo. El oído no alcanza a percibir sus dulces nanas que golpean en las paredes… La Giganta, como sereno que pisa a deshoras, se asoma a las casas con desmedido sigilo. Híspalis duerme tranquila. Segura de tener un guardián que custodie su noche.
Fotografías: José Javier Comas Rodríguez
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