Sabiduría en espacio, volumen y movimiento. La mano de Rafael Ariza domando hierro, talmente llave minúscula y débil que abriera puertas inmensas. Hechizo sutil, pero trascendental. Más allá de su terno negro, argumentos para lo justo. Ya la primavera y la ciudad hacían de ello danza, pero si no fuera por él… Eso dice el puente que pudo ocupar. Eso dice la vieja plaza de San Lorenzo. No sólo luna, mirada, lágrima, oro y arte. También la física es Semana Santa. Hay que saber poner. Se supo eslabón. Lo supimos único. Escucho su voz, ya en todas las Semanas Santas.
Publicado en la revista Pasión en Sevilla de ABC, nº 34.
Fotografía: José Javier Comas Rodríguez
Texto: Antonio Cattoni
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